jueves, febrero 09, 2006

COMO PIPIOLOS INTERRAILEROS



Bajaba las escaleras del instituto apresurado, cuando alguien me gritó,“Miguel”. Dándome la vuelta le vi, se trataba de Jacobo un estudiante de 2º de bachiller, se acercó a mí. Y me propuso una experiencia que nunca olvidaré.
Yo era un chaval de 17 años que nunca había “salido de casa”. Así que aquello que resonaba en mi cabeza, eran palabras de gloria tocando las más delicadas emociones.
¡¡¡ Europa!!!!
Este año, me estaba yendo bien así que aquella idea podía convertirse en realidad. Pero aún faltaba una última prueba de fuego, --SELECTIVIDAD—parecía la más duro, pero sabía que era la única forma de cumplir mi ilusión.

Así que, presto me preparé para la carrera:

Primer paso: Convencer a mi madre.
Mamá, hoy me he encontrado... Y me gustaría ir, porfa, porfa,... Si apruebo, me dejarás ir verdad...
Segundo paso, (y el más duro): Aprobar.
Tras arduas semanas de estudio, lo conseguí, aquella idea había motivado mis ansias, y por fin lo logré.
Tercer paso: Descubrir todo el pastel ante mi padre, para que suelte la pasta.

1. En condiciones normales suele ser el más difícil, y por tanto os recomiendo varias estrategias:
Tener lo más contento posible al pariente. (Sea como sea, estudios, peloteo... Montároslo como podáis)
2. Pedirles un préstamo a corto plazo, y asegurarles su devolución (Este fue mi método en la segunda ocasión... Pero aseguraos de que tenéis la forma para devolverles el dinero o no os lo volverán a prestar.)
3. Vuestros parientes tienen “guisa” y no les importa que os hagáis un viajecito, si es así, aprovechar que sois jóvenes para hacerlo.

Y finalmente cuando lo has conseguido, os aseguro, que en esos momentos eres muy feliz. JJJJ
Como pipiolos interraileros, en nuestro primer día.
Cansados de tren y con un hambre que te cagas, no se nos ocurrió otra idea (después de caminar por la estación) más que ponernos a cenar a las 9 de la noche, en la ciudad de Rennes ( Francia), en las proximidades de la estación.
Salimos afuera, era ya medio de noche, abrimos nuestras todavía vírgenes mochilas, y montamos el chiringuito.
Pues no pasaron tan solo 2 minutos, que el primer Wherys. Se nos acercó pidiendo dinero; tras unos segundos de decirle que no sabíamos “teóricamente francés” lo despachamos.
Dos minutos después, nos llega otro pesao, y tras fracasar pidiendo el típico euro. ¡Acojonante! ¡¡¡Ve el bocadillo de Jamón!!!, y como un muerto de hambre, nos pide un cacho. Tras darle la loncha y echarle unos berridos de ¡Alá a cascarla! Al final, se fue.
Entre risas, y cachondeo del muerto anterior, y con el bocadillo a mitad, vimos que se acercaba otro mongolo, y plegamos el surtidor móvil.

Consejo: En las proximidades de muchas estaciones, es donde encontraréis el mayor número de Wherys.
Así que como recomendación, aunque pueda parecer feo, abrir la mochila, sacar los embutidos y ponerse a cenar en la estación (si parece segura), muchas veces es lo que mejor puedes hacer antes, que ponerte a cenar en cualquier otro lugar. De todas formas nosotros solíamos cenar siempre en el Albergue, y las comidas las hacíamos en cualquier sitio (parques, zonas turísticas, plazas de la ciudad). Llevando en la mochila de “ataque”, la comida y los elementos necesarios para el día.

Entiéndase por WHERYS, toda aquella persona que no tiene buenas pintas, y es sospechosa de molestarnos (carteristas, mongolos, mendigos...)
El término se acuño por una historia de Jacobo: en la que un tío entraba en un bunker alemán, decía “ Where is my cofee?” y lo mataban. Como aquel día nos reímos un montón. Al final se quedó con nosotros.

Nuestra técnica era sencilla: Se medio gritaba WHERYS, y se decía su posición. (Esto no es necesario) Ejemplo: Wherys a la 1. Para decir que estaba delante, a las 3 = derecha, y así con todas las horas.

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